lunes, 17 de octubre de 2016

Mi vida empastillado

Ya que este blog se abrió para desahogarme, voy a darle cierta utilidad.

Llevo una temporada empastillado. Después de dos años dando tumbos emocionales, fui al médico y me dijo que tenía un "Transtorno de Ansiedad Generalizado".  Me recetó unas maravillosas pastillas que han empezado a hacer efecto muy lentamente, pero he notado una mejoría. No obstante, hay días que no los paso nada bien, y para esos momentos, me recetó una benzodiacepina (concretamente el trankimazin), que es una maravilla. Sé cuáles son sus riesgos, y por eso evito tomarlo lo máximo posible: 30 pastillas en 4 meses ha sido la cantidad que he tomado. Espero reducirla, pero mi madre me produce una ansiedad brutal.

En esta situación me he propuesto ser positivo y asertivo en la medida de lo posible, cosa nada fácil cuando no se está acostumbrado a ser ninguna de las dos cosas. En esta época de asertividad me di cuenta de que necesitaba tener mi propio espacio. Por casualidad me enteré de que cerca de mi casa van a hacer unos pisos nuevos, y ya que mi madre se niega en redondo a modernizar la casa que habitamos, decidí visitarlo. Parece que me puedo permitir alguno de los pisos y he dado una señal. La construcción es a dos años vista (ya han comenzado las obras de dos de los tres edificios), es decir, no es para pasado mañana. Pero algo es algo. 

Hoy le he explicado a mi madre que no puedo pasar la vida luchando: en el trabajo lucho mucho. La lucha en el trabajo es para que funcionen unas cosas, para que otras no se desintegren por desidia y también defendiendo a algunos jefes de sus propios errores.

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¡Tengo un enemigo! Uno de mis compis de trabajo se ha convertido en un enemigo como los malos de las películas. Es un millonario, al que arrinconaron hace algunos años por causas que desconozco. Pues bien, parece que la ha tomado conmigo porque anhela el puesto que ocupo, en un concurso público. Se está dedicando a tocar los coj*nes y a fé mía que lo está consiguiendo. Lo único bueno es que se está retratando y su candidatura a ser Director General es cada vez más remota (es un destacado pepero). Esta situación también ayuda a que mi ansiedad sea mayor de lo habitual.


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Ahora, alguna foto que me gusta.


Estas de la Fundación César Manrique, que es uno de los lugares que más me fascina en el mundo. Visita obligada en Lanzarote.



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Por cierto, que quede constancia que M. es un santo.



2 comentarios:

Sufur dijo...

Hola amigo.

De empastillado-en-serio a ligeramente-empastillado: no te agobies por la medicación. Está ahí para ayudarte, te la ha recetado un médico, y mientras sigas las pautas que el profesional te de, no tienes nada por lo que sentirte mal.

Recuerda que si vivimos más y mejor que hace dos siglos es por tres motivos únicamente: comemos más, tenemos mejor higiene y tenemos pastillas. No entiendo la obsesión que tenemos en nuestra cultura con demonizar esos pequeños salvavidas de colores y sabores desagradables.

Te habla uno que lleva tiempo tomando una medicación diaria de por vida -la pastilla del colesterol- gracias a la cual es posible que no se muera de infarto antes de cumplir los cincuenta. Y que estuvo cuatro años tomando un tipo de antidepresivo sin el cual no habría podido estabilizar su trastorno obsesivo compulsivo, que le impedía entre otras muchas cosas dar la mano a la gente al saludar. Y uno que sufre dolores musculares muy fuertes con bastante frecuencia, al que los analgésicos le permiten llevar vida normal. Las pastillas son mis amigas.

Así que no te preocupes por ellas. Úsalas en tu beneficio. Bastantes preocupaciones tienes ya fuera del mundo de la farmacopea.

Besos

rickisimus2 dijo...

Le hablas a un convencido. ¡Hay que utilizar los milenios de evolución que nos han proporcionado unos productos con muchas ventajas y algunos inconvenientes! Soy un defensor acérrimo del progreso humano y su utilización responsable.

Simplemente me pareció oportuno desahogarme un poco. También es cierto que desde este último fin de semana he tenido una ligera recaída de la put* ansiedad.

Pero vamos, soy ex-migrañoso, ahora jaquecoso, alérgico al polen que recibió ingentes dosis de antibióticos de pequeño (como casi toda nuestra generación),... así que uso los productos que la naturaleza y el desarrollo humano nos han proporcionado.

¡Gracias!