Esta semana hicimos
M. y yo unos cuantos años juntos. Me puse a pensar cómo sería una vida sin él, y la conclusión es clara: diferente y muy triste. Era complicado pensar en una vida sin hablar con él, sin verle, sin tocarle. Me siento complementado, mejor dicho, me siento completo. A su lado, el mundo es de otra manera, mucho mejor.