domingo, 22 de septiembre de 2013

Ya en casa

Segunda vuelta de mi madre a casa. Esta vez ha sido muy diferente. Estaba infinitamente mejor que cuando salió la otra vez. Además el seguimiento por parte de Giovanni es exhaustivo. Eso sí, ha tenido que venir con la sonda vesical, tuvo tres retenciones de orina y las enfermeras se negaron a seguir el procedimiento de "pinzar la sonda". Ya me dijo Giovanni que en casa yo le haría el pinzamiento "con más interés"... Estoy hecho polvo porque el despinzamiento hay que hacerlo cada dos o tres horas, incluidas las noches.

Hemos contratado a una señora para que acompañe a mi madre. Empezó en el hospital la semana pasada y parece que se llevan bien. A ver qué tal en casa. La primera noche teníamos miedo ambos. Ahora parece que ella se va relajando.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Más días de hospital

Mi madre fue evolucionando, pero no le quitaban la sonda y eso me tenía mosqueado. Cuando volvió mi amigo el Dr. Giovanni (médico en el mismo hospital) de vacaciones le hizo una visita "casualmente" cuando estaban haciendo la visita los neurocirujanos y les sugirió hacerle un análisis de sangre (hacía 11 días que no le hacían uno...) y quitarle la sonda. Ellos le respondieron algo así como que "bueno, si te empeñas". Al ver los resultados corrieron a poner a mi madre dos bolsas de sangre porque tenía una anemia importante. También le quitaron la sonda. Al día siguiente le dieron el alta, y fuimos a casa, aunque mi madre tenía "ardor" causado por la sonda. Afirmaron rotundamente que no tenía una infección de orina, ante nuestra pregunta por el ardor.

Llegamos a casa a las 7 de la tarde del martes, la acosté a las 10 de la noche. A la 1:30 tiró la lámpara de su mesilla sin querer, y me dio un buen susto. A las 3 de la madrugada me despertó el castañeteo de los dientes: tenía una gran tiritona. Le puse el termómetro y todo estaba bien. Se durmió. Yo puse una manta en el suelo y traté de dormir junto a su cama. A las 5 de la madrugada otra tiritona y más castañeteo, al ponerle el termómetro tenía 38,4 ºC. Le di un paracetamol aunque me costó mucho que se lo tomara. Ya no dormí más. Sobre las 6:30 vi que estaba muy caliente: le había subido la fiebre a 39,6 ºC. Llamé a mi hermana (vive a 5 minutos) y le empecé a dar friegas de alcohol y comprobé que no se despertaba, así que llamamos al 112. Vinieron en seguida y se la llevaron otra vez al hospital y nos dijeron que estaba en coma.

Unas horas después nos dijo el médico de urgencias que tenía un shock séptico seguramente causado por una infección de orina que se había extendido, que estaba muy grave, que no estaba reaccionando a los medicamentos y que nos preparásemos para cualquier desenlace...  Giovanni nos lo confirmó al cabo de un rato. Pasamos una tarde espantosa. Gracias a Dios estuvo conmigo M., con quien me desahogué y me consoló. Si no estuviera él me hubiera vuelto más loco de lo que ya estoy. También se vino uno de mis compañeros de trabajo y estuvo toda la tarde con nosotros.

A eso de las 8 de la tarde empezó a reaccionar ligeramente moviendo la mano y soltando gruñiditos cuando le preguntabas algo. A las 10 de la noche hablaba un poco. Nos dijeron que marchásemos a casa porque iba a pasar la noche en el box de urgencias. Le ponían suero, sangre, oxígeno, tres antibióticos y noradrenalina para subir la tensión, e iba reaccionando muy lentamente.

A la mañana siguiente estaba sorprendentemente lúcida, aunque estuvo haciendo "balance" de su vida. Y nos decía que estaba en la "pista de despegue". Pasó el día en urgencias y a la 1 de la madrugada del día siguiente quedó ingresada bajo el manto protector de mi amigo Giovanni.

La planta donde está ahora parece otro hospital distinto: el trato es diferente (más cercano), los médicos hablan con los pacientes y sus familias, las enfermeras te dicen la temperatura o la tensión que tiene cuando se la toman y parece que funciona mejor, al menos por pequeños detalles. Tenemos la ventaja de que Giovanni es su médico, así que aunque no esté en el hospital me pregunta por whatsapp y yo le informo puntualmente de la evolución de mi madre. Ahora necesita los antibióticos intravenosos al menos hasta mediados de semana y ha perdido la poca forma física que había recuperado en neurocirugía.

Ahora evoluciona lentamente. Estuvo un par de días sin levantarse de la cama, ayer ya se sentó, aunque no pudo ni dar un paso. Le hemos empezado a hacer ejercicios mientras está en el sillón para prepararla a caminar. Menos mal que Giovanni le ha cambiado la dieta que le daban en neurocirugía (unos purés asquerosos) por una de "fácil masticación" que es estupenda (ayer me entró un hambre al oler el pote gallego y el pavo) y que se come con ganas.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Días de hospital

Operaron a mi madre. Parece que la cirugía salió bien, a pesar de su dificultad. El tumor era benigno, y su gran peligro era la presión que estaba haciendo sobre el cerebro.

Como secuelas tendrá menor fluidez en el habla (mi madre es un volcán de palabras), puede tener cierta apatía y se ha "desinhibido", ahora cuenta las verdades del barquero.

Le ha bajado la tensión hasta límites insanos, así que está muy grogui y el segundo día se desorientó y quiso marcharse del hospital. Parece que es normal en las personas mayores que están hospitalizadas y más si han sufrido una cirugía cerebral. Espero que le suba la tensión y que termine de orientarse, y que no se agobie con la sonda/baño, que es lo que le preocupa ahora mismo.

Los siguientes pasos serán que le quiten la sonda y le suba la tensión. De ahí a casa.

Eso sí, las desinhibiciones me van a obligar a ser cuidadoso con lo que le cuento, pero, por otra parte, van a ser divertidas. De momento mi madre lamenta no haber tenido más hijas y que yo no sea juez, no esas tonterías de la ingeniería.